El pH y su control tiene una enorme importancia en la
aplicación de los tratamientos fitosanitarios: abonado foliar, tratamiento de
cobre, insecticidas, fungicidas, herbicidas, en el uso del agua para regar y en
el abonado. En la agricultura, el agua es fundamental. Su procedencia es
variada y puede ser cambiante según la época del año. El conocer su pH es
importante porque puede afectar a nuestra cosecha. Es un parámetro que se debe
tener en cuenta sobre todo a la hora de aplicar tratamientos fitosanitarios (herbicidas,
cobres, etc.) y en el riego localizado. Un pH por encima de seis puede hacer
que los productos reaccionen entre sí o con las sales del agua provocando la
creación de sustancias insolubles o una menor efectividad de la materia activa
del producto fitosanitario.
Por tanto, medir el pH y poder controlarlo puede mejorar
la eficiencia del tratamiento y ahorrar costes. Es importante tener en
cuenta que el pH del agua puede ir variando en un pozo en un mismo año y, en
aguas superficiales (canal, pantanos, acequias), también presenta variaciones.
Es necesario recalcar que, en caso de tener un pH muy básico o alcalino, es
aconsejable utilizar productos específicos para bajarlo (ácidos) antes de
mezclar los productos fitosanitarios. Igualmente,
se puede usar el ácido nítrico que además aporta nitrógeno.
El mercado ofrece lo que llaman correctores o reguladores de pH
que en realidad son ácidos corrientes con nombres raros y precios muy altos.
Nosotros recomendamos que, si se quiere bajar el pH, basta un simple ácido
fuerte, como el ácido nítrico (0,4 €/ kg precio 2020, riqueza 63%, aporta un
15% de nitrógeno) para regular el pH a un precio muy bajo.
pH del caldo del tratamiento fitosanitario
Del pH depende el tiempo de vida útil del principio activo
empleado. Por ello, recomendamos ir aplicándolo poco a poco y apuntar las
cantidades empleadas para posteriores adiciones durante una misma jornada. Esto
es indicativo tanto para subir como para bajar el pH. Así, invertir cinco
minutos en regular el pH la primera vez del caldo fitosanitario, puede hacer
que un mismo tratamiento sea tremendamente efectivo o pierda mucha eficacia.
Además, después se puede aplicar en la misma jornada indicando la misma dosis,
solo habría que testear el pH. Como hemos citado anteriormente, un buen
regulador de pH es el ácido nítrico. En las siguientes tablas podemos observar
cómo influye el pH. Aunque hay un gran
tipo de variaciones, en general encontramos que los insecticidas son afectados
más severamente que los herbicidas y fungicidas. Y, además, observamos que los
organofosforados y los carbamatos se descomponen mucho más rápido que los
clorados.
pH óptimo y vida media
de soluciones de tratamientos fitosanitarios
|
ph ideal |
Ph 4-5 |
ph 6-7 |
Ph 8- 9 |
Glifosato |
4 |
|
|
|
Oxifluorfen |
6 |
|
|
|
Mancozeb |
5 |
20 días |
17 h |
35 h |
Metalaxil |
5-6 |
|
|
|
Tebuconazole |
7 |
|
|
|
Solubilidad de compuestos cúpricos
usados en tratamientos fitosanitarios (Ref.: Inía - Franco Bologna y colab.)
Los compuestos a base de cobre, en sus distintas
formulaciones, han sido y serán una de las herramientas más utilizadas en el
control de enfermedades de hongos del olivo (repilo, aceituna jabonosa,
verrugas). El contenido de cobre disuelto en la solución del caldo es afectado
por el pH (Fig -1). La concentración de cobre disuelto varía con la fuente de
cobre y con los compuestos acompañantes en la solución. Así, es importante recalcar que, cuanto más bajo es el pH de la
solución, mayor es la concentración de cobre libre en la misma. La cantidad
de cobre libre a pH 4 es 50 veces mayor que a pH 7, para la solución de
oxicloruro y 5.3 veces mayor para el óxido cuproso.
Conclusiones
El pH es un factor importante a tener en cuenta en el momento
de la preparación de las soluciones de cobre. A pH de 6 o menores, las cantidades de cobre
aportadas son realmente considerables, en relación a la cantidad de cobre
soluble a pH 7. Las variaciones de cobre libre en la solución del fitosanitario
son importantes desde el punto de vista de la eficiencia del tratamiento
fitosanitario. El pH de la solución afecta la cantidad de cobre solubilizado, ya sea utilizando oxicloruro de
cobre (Fanavid 85) u óxido cuproso (Nordox 75). Cuanto menor es el pH, mayor
es la solubilidad del Cu.
Con
todos estos datos, observamos la importancia que tiene el control de pH en el
caldo de los tratamientos. Por todo ello, medir el pH puede ahorrar muchos
costes.
¿Cómo se mide el pH?
Hay varias formas de medir el pH del agua o de una disolución
(caldo de tratamiento) para el agricultor. La forma más sencilla fácil y barata
es hacerlo con tiras indicadoras de papel, lo que se llama ‘papel de Tornasol’.
Se trata de un sistema de medición rápido, de fácil manejo y, aunque su
precisión no sea equiparable a la de un pH metro de laboratorio, si resulta una
buena solución de bajo coste para el agricultor.
El empleo de las tiras de pH resulta muy sencillo. Solo hay
que impregnar las tiras de papel indicador en el caldo del tratamiento y observar
cómo vira el color pasado un minuto, con objeto de conocer si estamos en el pH
indicado o necesitamos realizar una modificación. Estas tiras de pH se pueden
encontrar por un coste de 3-5 € y el paquete contiene muestras para numerosos
análisis.
Es muy importante el modo de empleo de la tira de papel. Se debe
realizar con las manos limpias y secas, para evitar contaminaciones. Invertir 5
minutos en regular el pH la primera vez del caldo fitosanitario, puede hacer
que un mismo tratamiento sea tremendamente efectivo o pierda mucha eficacia.
Además, después se puede aplicar en la misma jornada indicando la misma dosis,
solo habría que testear el pH.
¿Qué es
el pH de los suelos?
Es bien conocido que la elección de un cultivo depende del pH
de suelo. De ahí que, con frecuencia, digamos que “los altramuces son típicos
de suelos ácidos” o que “la alfalfa y el olivo son cultivos que prefieren
suelos alcalinos”. Por tanto, es de suma importancia conocer el pH del suelo.
La solubilidad de numerosos compuestos que contienen fósforo en el suelo está
determinada principalmente por el pH. Así, el pH de la solución nutriente en
contacto con las raíces puede afectar el crecimiento vegetal de dos formas
principalmente:
-
El
pH del suelo puede afectar la disponibilidad de los nutrientes. Para que
el aparato radical pueda absorber los distintos nutrientes, éstos obviamente
deben estar disueltos. Valores extremos de pH pueden provocar la precipitación
de ciertos nutrientes, con lo que permanecen en forma no disponible para las
plantas.
- El pH puede afectar al proceso fisiológico de absorción de los nutrientes por parte de las raíces. Todas las especies vegetales presentan unos parámetros característicos de pH en los que su absorción es idónea.
¿Qué es el pH del agua de riego localizado (goteros)?
Sabemos que existen aguas cuyo contenido en carbonato o
bicarbonato puede ser muy elevado, son las llamadas aguas alcalinas. Su
empleo, bajo determinadas formas de riego (aspersión), puede acarrear problemas
importantes si previamente no han sido correctamente aciduladas, (obstrucción
de goteros). El pH del agua utilizada debe estar entre cinco y seis (pH ácido).
Por lo que, si es necesario, se utilizarán correctores de pH (ácidos).
¿Qué es el pH de los abonos de fondo?
Hay abonos que, cuando se disuelven en agua y se utilizan
como abonos foliares o en fertiirrigación (MAP, MKP, ácido fosfórico, ácido
nítrico y sulfato amónico), tienden a acidificar el agua de tratamiento o del riego.
Por el contrario, otros (nitrato potásico, nitrato cálcico, nitrato magnésico y
sulfato potásico) tienden a alcalinizarla.
Desde el
punto de práctico, y por lo que al pH se refiere, las disoluciones nutritivas
para fertiirrigación pueden clasificarse en tres categorías:
-
Óptimas
(5.5 < pH ≤ 6.5)
-
Subóptimas
(6.5 < pH ≤ 7.5)
-
Inadecuadas
(pH > 7.5).
Igual
que el pH del agua influye en la preparación del caldo, el pH del suelo lo hace
en la degradación de los productos que se aportan. Este mismo criterio se puede utilizar
para el pH del caldo de los tratamientos fitosanitarios o de abonado foliar.
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